
A continuación os dejamos un árticulo que hemos encontrado en una revista y que nos parece muy interesante. Nosotras una vez que lo leimos nos hizo reflexionar sobre una tema que está muy presente hoy en día en nuestra sociedad, los videojuegos.
"No hay prisa para que los niños ingresen en el mundo virtual. Y, cuando lo hagan, lo ideal es que nosotros también juguemos con ellos.
Los videojuegos no han sido parte de nuetro modelo de intercambio para quienes somos adultos en la actualidad. Por eso nos resulta un ente enemigo, ya que ni siquiera lo comprendemos. No sabemos como se usan ni cómo interactuar con esas imágenes que parecen tener vida propia. Una vez que se instalan las ordenadores hogareños, agrandan la distancia entre nuestros hijos y nosotros. No sabemos si prohibirlos o no dentro de casa, si establecer horarios..."
A decir verdad, nos preocupa que los niños y no tan niños ingresen en un túnel del tiempo donde encuentran refugio, pertenencia, comodidad y amparo, olvidándose de todo cuanto acontece alrededor.
Si lo que nos interesa es reforzar los vínculos humanos, restablecer la comunicación genuina y el interés entre unos y otros, pues tendremos que ofrecer una relación afectiva sólida. En lugar de despreciar el videojuego, quizá sea más interesante pedir a los niños que nos enseñen a jugar, así estaremos juntos. Descubriremos la rapidez mental de nuestros hijjos, la astucia, la velocidad para tomar decisiones y la creatividad, puestas al servicio de una actividad probablemente poco interesante para nosotros, pero donde los niños han logrado desplegar sus capacidades. Entonces, empecemos por interesarnos.
Constataremos que, antes de lo previsto nuestros hijos volverán a intreresarse en nosotros, incluso nos propondrán salidas, conversaciones, actividades o paseos. Casi sin darnos cuenta, estaremos jugando juegos creativos, menos tecnológicos y mas humanos.
Saber elegir
Muchos videojuegos transcurren en forma de guerras despiadadas y diversas formas de maltrato entre seres humanos u otros seres vivos o animados.
Así, los niños viven sus propias guerras internas a través de personajes nefastos que agraden y lastiman a otros seres más débiles, y poco a poco se van familiarizando con esos modelos de relación.
Eso no es un juego. En lugar de permitirlo ingenuamente, responsabilicémonos y ofrezcámosles alternativas o imágenes más amables y creativas."
Laura Gutman Terapeuta familiar
Especializada en la atención de madres y padres de niños pequeños, dirige el centro Crianza. Imparte cursos y seminarios de capacitación para profesionales y es autora de varios libros sobre la temática familiar.